10+1 juguetes que triunfaron en los 80

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Para muchos la década de los 80 fue la década del mal gusto, sobretodo en el vestir: hombreras, camiseta con chorreras, camisas abiertas a lo pecho palomo….

Por otra parte el cine se encontraba en plena efervescencia de producción de películas, gracias sobretodo al auge de los videoclubs con la llegada de los sistemas de visionado en casa como el VHS o el video  Beta,  aunque la calidad de una gran parte de estas producciones era más que dudosa.

Pero a pesar de todo esto, fue una época realmente entrañable, especialmente en el mundo de los juguetes, antes de que los videojuegos acaparasen la enorme cuota de mercado que tienen ahora y que han  dejado al sector juguetero bastante fuera de juego.

Este top está dedicado a los juguetes de la infancia de aquellos niños que crecieron en los 80.

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10)  Operación

Una de las preguntas más recurrentes a las que un niño se tiene que enfrentar es la de ¿Qué quieres ser de mayor? No cabe duda que la disciplina médica es una de las que más llama la atención a los pequeños, además, todos hemos jugado alguna vez a ser médicos.

La compañía MB ideó a mediados de los años 60 un juego que nos ponía en la piel de un cirujano. A España llegó en los años 80 con el nombre de Operación y consistía en una plancha metálica con un paciente tumbado boca arriba. La plancha tenía diversos huecos donde se escondían los diferentes objetos que teníamos que extraer con nuestras pinzas de cirujano.

El objetivo estaba en extraer la pieza sin tocar la plancha metálica, ya que en caso contrario pitaba y perdíamos el juego.

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9) Cinexin

Las compañías jugueteras españolas también tuvieron gran cuota de mercado, siendo Exin una de las más importantes. Este éxito se debió, en gran parte, al Cinexin, que si bien apareció a principios de los 70, en los 80 contó con varias revisiones y prolongó su gran popularidad.

El Cinexin básicamente era un proyector de cine para los más pequeños. Se colocaba la película (que se vendían por separado) y al darle a la manivela se proyectaba, normalmente contra una pared blanca, llevando la primitiva magia del cine a nuestra casa. La manivela permitía regular la velocidad de visionado, ir hacia adelante y hacia atrás, o bien congelar la imagen si dejábamos de moverla.

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8) Simon

Si bien otros juguetes fomentaban la habilidad o la creatividad, Simon potenciaba la memoria. Distribuido en España por MB, el juego consistía en un disco con cuatro colores que se iluminaban y emitían un sonido al hacerlo. El objetivo era repetir la secuencia de colores que el aparato emitía. Si lo conseguíamos, teníamos que memorizar una secuencia más larga cada vez.

Algunas versiones incluyeron un control de dificultad que consistía en que la secuencia era dada de forma más rápida o lenta.

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7) Telesketch

La patente del Telesketch data de finales de los años 50, y aunque en Estados Unidos comenzó a comercializarse en los 60, a nuestro país llegó con fuerza durante los años 80 y fue uno de los juguetes más queridos por los niños, aunque muchos llegaron a odiarlo debido a la pericia que había que tener para hacer un dibujo que nos agradase.

La forma de jugar era muy sencilla, manejando dos ruedas, una que movía el puntero en vertical y la otra en horizontal, podíamos dibujar en la pantalla. El funcionamiento interno del Telesketch era bastante simple, la superfície interior estaba rellena de polvo de aluminio y estireno por lo que el puntero imantado al pasar por encima iba dejando el surco.

Para borrar el dibujo, solo había que ponerlo boca abajo y zarandearlo para que el polvo de alumnio y el estireno volviesen a recubrir la superfície.

Recomiendo que miréis algunas obras hechas con Telesketch por Internet, porque es realmente alucinante el resultado.

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6) Tragabolas

Una vez más, MB distribuyó en el mercado español un juego de gran éxito y que puso de manifiesto que los juguetes ochenteros estaban hechos para durar, porque los porrazos que se le metían a las palancas de los hipopótamos eran de órdago y no se rompían.

La forma de jugar era muy sencilla, la parte central se llenaba de bolas que teníamos que comernos con nuestro hipopótamo. Para ello, teníamos que presionar la palanca para que el hipopótamo avanzara e intentara comerse una de las bolas. El jugador que más bolas comiese era el ganador.

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5) Cocodrilo sacamuelas

Si en Operación nos poníamos en el pellejo de un cirujano, en el Cocodrilo Sacamuelas nos convertiremos en un dentista muy aventurero, que tenía como pacientes a los cocodrilos africanos. Se puede decir, sin miedo a equivocarnos, que el «entrañable» cocodrilo se convirtió en uno de los juguetes con más solera del mercado juguetero español.

Para empezar a jugar teníamos que colocar todos los dientes al cocodrilo y pulsar un botón que tenía al fondo de la lengua. Este botón lo que hacía es escoger qué diente era el que nos podía hacer perder la partida.

Básicamente el juego consistía en coger las pinzas de dentista y extraerle dientes al cocodrilo sin escoger el incorrecto. Si esto sucedía el cocodrilo cerraba la boca, haciéndonos perder la partida.

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4) Exin Castillos

Los juegos de construcción gozaron de enorme popularidad en los 80. A la archiconocida Lego, se sumaron Tente o el presente Exin Castillos. Empezó a comercializarse a finales de los 60 pero consiguió su pleno auge a principios de los 80.

El juego disponía de distintos tipos de pieza que debíamos ir encajando a nuestra conveniencia para diseñar el castillo de nuestros sueños… aunque a veces salía lo que salía y más que un castillo parecía una barraca.

El ingenio del constructor no tenía limites, así que algunos diseñaban algunos castillos tan bonitos como el que podemos ver en la foto. Una auténtica maravilla.

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3) El cubo de Rubik

Patentado en los años 70 en Hungría, el cubo de Rubik irrumpió con fuerza en todo el mundo en los 80 y España no fue una excepción. Este juego puso a prueba la inteligencia de quienes lo utilizaban, pero sobretodo la paciencia.

En una época donde el acceso a la información no estaba tan al alcance de nuestra mano como hoy en día con Internet, la secuencia de movimientos para resolver el cubo teníamos que irla deduciendo nosotros.

El objetivo del juego era que cada cara del cubo tuviese un único color. Para ello podíamos hacer girar los lados del cubo de forma horizontal y vertical intentando pensar en movimientos futuros que nos llevasen a la resolución. Al final, la mayoría de gente lo movía a lo loco y solo unos cuantos privilegiados lograron resolverlo.

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2) ¿Quién es quién?

Como siempre, MB estaba en todos los saraos y consiguió unas excelentes cifras de ventas con el juego ¿Quién es quién? donde mediante un sistema de pregunta-respuesta teníamos que deducir el personaje de nuestro contrincante.

El juego consistía en dos tablas con un montón de fichas con caras de personajes. Cada jugador cogía una carta cuyo personaje era el que nuestro contrincante debía deducir. Para ello se formulaban preguntas sobre el color del pelo, si lleva gafas… Según la respuesta de nuestro contrincante, podíamos descartar ciertos personajes bajando la ficha.

Al final, debíamos quedarnos solo con una que sería la carta de nuestro contrincante, dando por finalizado el juego.

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1) Blandi Blub

Desconozco si la idea se les ocurrió viendo al fantasma verde de la película Los cazafantasmas, pero el Blandi Blub siempre me lo ha recordado. Venía presentado en un bote en cuyo interior encontrábamos una masa fría y pegajosa con la que podíamos hacer formas, que se asemejaba a un moco de proporciones considerables.

Al final, de tanto manosear el Blandi Blub éste perdía sus propiedades pegajosas y empezaba a solidificarse y cuartearse, por lo que la vida de este juguete era bastante limitada. Eso sí, los gritos de nuestra madre al engancharlo en alguna de las paredes perdurarán toda nuestra vida.

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+1) La mano loca

Parece que las cosas pegajosas gustaban en los 80, porque otro de los juguetes exitosos fue la mano loca. Aquí la pregunta es: ¿Quién no ha jugado alguna vez con una mano loca?

Básicamente era una goma pegajosa con forma de mano que se estiraba bastante y se quedaba enganchada allí donde chocara. Pero tenía el mismo defecto que el Blandi Blub, absorbía toda la porquería habida y por haber y acababa perdiendo sus propiedades pegajosas, quedando una mano loca inservible.

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